domingo, 6 de julio de 2014

Lo que pasa cuando vuelas

Hay muchas formas de ir por esta vida y casi siempre vamos pasando de una a otra. Puedes ir con el viento de cara o a la espalda, puedes ir andando, corriendo o volando, y estados intermedios.

Últimamente siento que vuelo. Lo que pasa cuando vuelas es que ya no quieres volver a caminar ni a correr, sólo volar. El vuelo se convierte en adictivo, incluyendo ver las cosas desde lejos, ver las circunstancias completas y no el detalle. El paisaje adquiere nuevos matices, como ver Sierra Nevada desde el Mediterráneo y darte cuenta de lo indecentemente hermosa y enorme que es.

A veces echo de menos caminar, que no correr (como diría mi padre, correr es de cobardes), y ver a mi alrededor las flores, llenarme los pies de barro y seguir el desarrollo completo que me llevó a estar como estoy, no importa lo jodido que fuera porque lo volvería a hacer. Pero luego me doy cuenta de lo bien que estoy y no quiero que esto se acabe, no quiero aterrizar. Aunque sé que tarde o temprano tendré que hacerlo porque todo en esta vida tiene un final. Seguimos estando en un paraíso prestado, y por eso mismo se tiene miedo a un aterrizaje de emergencia.

Al menos cuando estás en el suelo ya no puedes seguir cayendo. Mientras tanto, qué hermoso es el mundo cuando se lo ve desde las alturas.

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