domingo, 23 de noviembre de 2014

Rojo, Blanco y Negro

Una flor se abre la vida. Tiene los pétalos rojos como la sangre. Su aroma es férrico, su existencia tan corta como lo permite la supervivencia. Lucir sus colores la lleva a una pérdida irremediable. Son carnes abiertas al sol, que se vuelven rosadas y paulatinamente blancas conforme este mundo duro y frío las acoge. Y ríen y lloran, olvidan poco a poco esas carnes abiertas y esa existencia férrica, se tornan blancas como la leche.

El olor ahora es dulzón y almizclado. Es el olor primitivo, el olor de los otros, el otros del intercambio, el de la dulzura del sudor y los impulsos. Su olor es el blanco, el color de lo que nos mantiene adelante, siglos y siglos, milenios y milenios. Con el tiempo ese blanco se vuelve menos puro, menos intenso, y otras tonalidades aparecen al apagarse.

Y negro.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Te persigo

No queda nada de lo que construimos. No queda nada más que polvo, muros que lloran lágrimas que se pierden en la lluvia, algún que otro gadget que una vez me compraste.

Hace mucho que abandoné el recinto de plata que habitamos. Lo que yo quería que fuera una burbuja de seguridad y confort en realidad era un hermoso escaparate donde exhibir la perfección. Rompí todos los cristales, me cagué en tu vida de mierda y te mostré una expresiva peineta. Cogí mi maleta de sentimientos y me fui volando, como una mariposa cuando sale de su crisálida.

Me dicen que todavía me llamas palabras que son de todo menos hermosas. Me pregunto si es porque todavía piensas en mí. La respuesta es obvia. Lo sé. Soy el fantasma de tus pensamientos. Qué pena.