jueves, 31 de julio de 2014

Y vuelvo a encender una vela

Enciendo una vela, una vela para el ánimo, para la fuerza, para el amor, para los nuevos proyectos.

Enciendo una vela y rezo a una mujer de tez pálida y cabello besado por el fuego. Una mujer antigua, que quizá existiera una vez y que seguro que supo mucho de yunques y martillos. Una mujer cuya mirada está hecha de llamaradas tan verdes como su manto, sobre el que crece la hierba. De sus pechos brota leche y en su vestido pacen las ovejas.

Suya es la tribu de la gente pequeña, los heraldos de los vientos de cambio y las artes. Suyo es el ámbito del que no conoce el miedo, suya es la fuente de todas las lágrimas cuando la vida se acaba, suya la vida que se inicia. Lleva los brazos pintados de añil, pinturas de guerra, pinturas de parto.

Enciendo una vela y pronuncio su nombre, que sale de mi boca como una saeta en llamas. Excelsa.


domingo, 27 de julio de 2014

Incertidumbre

La incertidumbre es la sal de la vida, al fin y al cabo.

Me repito constantemente que debo aprender a lidiar con ella para no morir de un ataque de nervios, pero es más fuerte que yo. He probado todos los remedios naturales habidos y por haber para calmar mis ansias de certeza y predictibilidad (qué palabra más difícil), pero a estas alturas ya no se me cura ni con 5 horas seguidas de Yoga.

Me digo que debo aprender a fluir por ella como el agua, pero mi instinto primario es dar un golpe en la mesa y solucionar las cosas de una vez por todas. No me hicieron para contemplar posibilidades y riesgos como el que ve llover, me criaron para solucionar problemas a la velocidad del rayo. Y ay del pobre que se quede atrás.

Y a la vez disfruto de este momento que hace mi vida interesante. Por algo en el Tarot la Luna va seguida del Sol.


viernes, 25 de julio de 2014

Enamorada del amor

Hace unos años me perfilaba como lo menos romántico del universo. Para mí, follar era follar, no hacer el amor, y dejémonos de cursiladas como San Valentín y demás.

Ahora me declaro enamorada del amor. Enamorada de enamorarme una y otra vez, de volver a sentir mariposas en el estómago y de echar de menos cuando la persona amada no está. Enamorada de la sensación de ir sobre una nube y enamorada de los proyectos con otra persona. Enamorada de la profundidad que adquiere la soledad cuando se está enamorada, cuando en medio de tu ensoñación solitaria puedes dejar libre la imaginación. Enamorada de las palabras de amor, las flores y los bombones. Enamorada de las dietas para estar guapa para tu amor. Enamorada de la vida y de la aventura. Enamorada hasta de los suspiros.

miércoles, 23 de julio de 2014

Y yo que pensaba...

Y yo que pensaba que con 15 años había tenido todo lo que se despachaba en cuanto a líbido. Cuando vi que aquello empezaba a decaer, alrededor de los 22, me dije "bueno, pues ya está, ya soy como las demás".

Hasta que cumplí los 30. Madre mía. No sé si es que empiezo a estar más a gusto en propia piel o qué me pasa. No sé si es la experiencia. No sé si es empezar a darme cuenta de qué es un hombre de verdad. No sé. Sólo sé que este verano necesito un ventilador a cada lado.


PD: No es que me guste mucho la canción, pero expresa muy bien cómo me siento.

lunes, 21 de julio de 2014

¿Qué hay tras la máscara?

Miedo. Verdad. Vulnerabilidad. Secretos. Vergüenza. Venganza. Amor. Odio. Empatía. Miles de decisiones tomadas en un segundo. Razones. Motivaciones. Identidades. Vida. Euforia. Poder. Filosofía. Pensamiento profundo. Ganas de progresar. Ideales. Mitos. Significados ocultos. Misterio. Diversión. Palabras, muchas palabras. Cosas que jamás pueden olvidarse. Rencor. Ira. Desidia. Aburrimiento. Un tigre dando vueltas en una jaula. Un terremoto. Un tornado. Una tormenta. Oz. Zapatos bonitos. El color verde.

domingo, 20 de julio de 2014

sábado, 19 de julio de 2014

Silencio

Tras las bombas y los cañones qué agradable resulta el silencio. El mismo que tienes cuando haces la siesta, cuando te permites esos pequeños lujos que nunca, jamás, te permites. Oh, el silencio roto por los pájaros piando en una tarde de verano, el del susurrar del viento. La tranquilidad de las palabras no dichas, el solaz de la vida apacible. Qué silencio el de mi mente, qué silencio a mi alrededor, qué silencio el de mis dedos en el teclado, el de los árboles meciéndose, el de mi cuerpo desnudo. Es el silencio en el que oigo mi propia respiración, y resulta tan terapéutico...

Boom

Entonces llegaron los cañones, la bomba atómica, el fin de los días.

Y hubo victoria.


miércoles, 16 de julio de 2014

Lo que nunca fue

Por todas esas decisiones que nunca tomamos.

Por todos esos caminos que no se trazaron.

Por todas las puertas que se cerraron.

Por todas las elecciones que rechazamos.

Por todos esos trenes que nunca cogimos.

Por todos los consejos que desoímos.

Por todo eso, hay un incontable número de universos paralelos en los que todas esas contingencias tuvieron lugar.


martes, 15 de julio de 2014

La cuestión del refinamiento

Cuando era pequeña tenía especial relación con una tía abuela mía que era, digámoslo así, bastante repipi. Le gustaban los modales, los cubiertos bien puestos en la mesa y que habláramos bajito. Como persona puedo tener muchas opiniones de mi tía, pero como especialista en modales y protocolo me encantaba. Sabía para qué se usaban todos los cubiertos y cortar la fruta sin mancharse. De ella aprendí muchos de los modales que tengo hoy. Sin embargo, no soy el mejor ejemplo de modales refinados, o no manejo a la perfección el protocolo, ése que te hace ser refinado. Me crié en un barrio pobre, y por mucha pasta gansa que tuviera mi tía, en mi casa se desmenuzaba el pescado con los dedos y la fruta se pelaba a mano. Para terminar de redondear la faena vino la adolescencia, en la cual marcas tu territorio como puedes y a veces es mediante los malos modales, y con ella los novios que piensan que para ser guay hay que gritar, chuparse los dedos en vez de usar la servilleta y decir cualquier burrada con tal de sentirse especiales. Aprendí también eso igual que aprendí de mi tía.

Así que cuando hoy me dicen que hablo fina, o que tengo buenos modales, me río. Me parece tremendamente divertido esa noción o esa apariencia, cuando me considero a mí misma un camionero vestido de rosa. También me alegro al pensar que tengo lo mejor de los dos mundos.

domingo, 13 de julio de 2014

Ese sonido...

Es ensordecedor y está a todas horas. No puedo hacer que pare. Lo siento en toda mi caja torácica y me martillea los tímpanos. Me llega a las sienes. Me retumba en las piernas y hace que me tiemblen. Me deja la lengua tonta y hace que me salgan callos en las yemas de los dedos.

No puedo hacer que pare.

Es más dulce que el cielo y más caliente que el infierno.


Hay un ruido de tambores dentro de mi cabeza
Que comienza cuando estás cerca
Juraría que puedes oírlo
Hace un sonido todopoderoso

Hay un ruido de tambores dentro de mi cabeza
Que me tira al suelo
Juraría que debes oírlo

Hace un sonido todopoderoso

Más ruidoso que las sirenas
Más ruidoso que las campanas
Más dulce que el paraíso
Y más caliente que el infierno

viernes, 11 de julio de 2014

Vulnerable

Ser fuerte. Sonreír. Salir adelante. Todo eso está muy bien, hasta que un día necesitas sentirte vulnerable. Ese día en el que quieres ser recogido o recogida en vez de recoger a otros, el día en el que necesitas que te abracen, te escuchen y te hagan caso. Ese el día en el que sientes que te has caído y que tienes que levantarte, pero que tú solo no puedes, que necesitas una mano amiga y que no importa el orgullo, que para eso el ser humano es gregario: para servirte de la comunidad en momentos de necesidad o vulnerabilidad.


jueves, 10 de julio de 2014

Es deseo

Abro los ojos a la luz del día. Soy una maraña de pelo envuelta en sábanas y en tus piernas. Me giro hacia ti y noto tu respiración tranquila, sigues dormido. Te despierto suavemente, quiero disfrutar del primer momento de mi día con mi nariz pegada a tu espalda. Me embriaga tu olor, hueles a sudor de noche de verano, a dormido, a suavizante para la ropa y a cereales de desayuno con miel. Sonrío al pensar que los expertos en marketing de los desodorantes para hombre la pifian conmigo tan estrepitosamente, porque son esos olores tan cotidianos los que despiertan mi líbido y por eso paso de rozar la nariz por tu espalda a llenártela de besitos pequeños. 

Miro el reloj furtivamente y pienso "5 minutos más", y así continúo mi ritual matutino mientras te levanto discretamente la camiseta y paso mis manos por tu piel. Una piel que devoraría como un caníbal, llena de un deseo inmenso que me convierte en una arteria pulsando en la garganta y en una mente que ya no racionaliza, sino que sólo piensa en una cosa. No hay lugar para el amor cuando se trata de tu piel, hay sólo deseo.


miércoles, 9 de julio de 2014

Introversión - Intuición - Sentimiento - Calificación

Si escucho, no es porque de primeras me interese. Se llama sentido de la amabilidad.

Si me muestro próxima sin conocerte, no es porque sea tu amiga. Se llama necesidad de armonía.

Si me abro, no significa que esté lista para ir más allá. Se llama ganancia paulatina (y lenta) de confianza.

Si estoy mucho tiempo sin hablar, no es que esté enfadada. Se llama introversión.

Si sonrío siempre, no es que sea necesariamente feliz. Se llama sentido de la propia intimidad.

Si me echo hacia atrás, no es que esté jugando contigo. Se llama recuperación de espacio vital.

Si sonrío pero me retiro, no es que esté de acuerdo con lo que has dicho. Se llama sanación de sentimientos heridos.

Si me increpas porque me retiro y me retraigo más, no es que me enfade. Se llama necesidad de analizar internamente mis propios sentimientos.

Si me enfado por la utilización de lenguaje inadecuado, no es que tenga un problema contigo. Se llama sentido de lo apropiado.

Si voy por mi cuenta, no es que considere que lo haces mal. Se llama independencia.

Si me asusto porque has excedido mi nivel de confianza permitido, no es que tenga un problema contigo. Se llama respeto por los acuerdos interpersonales.

Si paso mucho tiempo sin hacerte caso, no es porque no te tenga aprecio. Se llama necesidad de estar solo.

Si planifico mucho, no es que sea cuadriculada. Se llama necesidad de certidumbre.

Si te parezco muy compleja, no es que sea una maniática. Se llama INFJ.

INFJ:
¿Que por qué estoy tan callado? 
Si quieres saberlo, estoy ocupado observando los oscuros secretos de tu alma... y tomando notas.

Libertas

Una amiga me dijo hace un año que estaba pasando por un momento de una grandísima libertad y es verdad, me siento libre y me siento bien por ello. Por supuesto, hay quehacer autoimpuesto porque en esta vida siempre lo hay, pero incluso con eso tengo la libertad suficiente como para decidir qué hacer y qué no hacer desde hace aproximadamente un par de años. Supongo que esto se llama ser adulto.

Estaba analizando mi sentimiento de libertad y de pronto me ha venido a la cabeza un comentario de Historia del Arte del instituto (qué buena era aquella profesora, 14 años después todavía me acuerdo de sus clases). Estábamos analizando "La libertad guiando al pueblo" de Delacroix, ella explicaba la composición, el contraluz, las torres de París, etc. Y como google lo sabe todo, pensando en mi propia libertad decidí buscar el cuadro en google imágenes y reencontrarme con él tras no sé cuántos años sin verlo.

Y ahora me encuentro pensando en los heridos (o más bien fallecidos) que aparecen en la parte baja del cuadro, sobre los cuales están el resto de los personajes, incluyendo la libertad. Y me pregunto si en algún momento tuve que pisotear a alguien para ser así de libre, igual que esa libertad francesa, con su estampa heroica, sus pechos al aire y su bandera.


Abrázame

Abrázame, nunca me dejes,
conóceme, nunca me creas,
quédate, pero no demasiado cerca,
déjame, déjame sola,
pero nunca me dejes ir.

Muéstrame, nunca me des lecciones,
tócame, no intentes alcanzarme,
abrázame, pero no me aprisiones,
cariño, nunca me dejes entrar.

Y no me dejes ganar,
porque me entrego a ti,
sí, me libero ante ti,
creo en ti y en mí,
y nunca digas que tú también.

Ámame, intenta no necesitarme,
necesítame, pero no demasiado,
siéntete libre, pero nunca me dejes,
entrégate, nunca me dejes,
nunca me dejes ganar.

Abrázame, nunca me dejes,
pregúntame, pero nunca me cuestiones,
sálvame, no renuncies a mí,
llámame, pero nunca digas mi nombre.

Debes saber qué hacer,
porque me entrego a ti,
sí, me libero ante ti,
creo en ti y en mí,
y nunca digas que tú también.

No me dejes ganar,
tan sólo abrázame.


martes, 8 de julio de 2014

¿Me querrás?

Cuando la vida no me sonría, cuando veinticinco tipos de hormonas compitan por mi torrente sanguíneo, cuando se me caiga el pecho y la barriga se me llene de estrías, cuando sea madre y ya no una ejecutiva agresiva, cuando quiera dedicarme únicamente a mis sueños aun en contra tuya, cuando me tire pedos en el sofá, cuando mi ira asuste a los mismos dioses, cuando me levante por la mañana con mis rizos en una maraña, cuando se me caiga el maquillaje, cuando se apaguen las luces, cuando me lleve la locura de la ilusión, cuando me veas depilarme las piernas, cuando necesite estar sola y rehuya tu contacto, cuando no me apetezca salir, cuando quiera hablar contigo a las cuatro de la mañana, cuando el glamour se vaya, cuando las cosas no vayan bien, cuando esté tan enferma que no me pueda mover, cuando sea vulnerable, cuando el deseo se me haga tan inaguantable que acabe pagándolo contigo, cuando yo misma me odie porque he hecho algo mal, cuando te defraude, cuando tú me defraudes a mí, cuando me sienta insegura, cuando me duela el alma, cuando mi lengua se vuelva tan viperina que las serpientes tengan envidia,  cuando no sepa la respuesta a tus preguntas, cuando descubras que soy tan humana como tú...

Cuando todo esto pase, ¿me querrás? ¿Amarás a mi lado oscuro? ¿Amarás mi senectud y mis carnes flácidas? ¿Amarás mi lado más torpe, estúpido e infantil? ¿Amarás mi ira, mis miedos? ¿Seguirás queriendo estar conmigo cuando sea lo menos cercano a tu mujer ideal? ¿Seguirás inmerso en la locura del amor, aunque duela?


lunes, 7 de julio de 2014

Midas

Dices que convierto en oro todo lo que toco porque pongo el corazón en todo lo que hago, pero no quiero ser como el Rey Midas. Aparte de que la afirmación no es cierta, sobre todo, no quiero que sea así contigo. Tu cuerpo es de carne y sangre, de vísceras y huesos, de pensamientos y emociones, pero parece de mármol blanco, me recuerda al David, ilustre inquilino de la Galería de la Academia. Insistes en que tienes defectos. Lo siento, te digo, eso no lo veo al contemplar extasiada la perfección de tus proporciones. Ya eres perfecto, ya eres maravilloso, por dentro y por fuera. No necesitas convertirte en oro porque ya eres una joya. Y te quiero.


domingo, 6 de julio de 2014

Vendedores de ataúdes

De algo hay que morir.

De diabetes, de un ataque al corazón, de mal de amores, de delirium tremens, de soledad, de un fallo hepático, de un ictus, de gripe, de dengue, de una flebitis, de cólera, de peste bubónica, de hambre, de parto, de cáncer, de depresión, de un tiro en la nuca...

De dulzura, de alegría, de amor, de fiesta, de compañía, de exceso de energía, de querer olvidar, de cualquier cosa, de una picadura, de ser demasiado callado, de ser pobre, de ser pío, de querer ser perfecto, de vida, de tomarse las injusticias a pecho, de pensar, de luchar por tus ideales...

La vida implica el riesgo de morir. Aquí todos somos vendedores de ataúdes. Sin excepción.


Lo que pasa cuando vuelas

Hay muchas formas de ir por esta vida y casi siempre vamos pasando de una a otra. Puedes ir con el viento de cara o a la espalda, puedes ir andando, corriendo o volando, y estados intermedios.

Últimamente siento que vuelo. Lo que pasa cuando vuelas es que ya no quieres volver a caminar ni a correr, sólo volar. El vuelo se convierte en adictivo, incluyendo ver las cosas desde lejos, ver las circunstancias completas y no el detalle. El paisaje adquiere nuevos matices, como ver Sierra Nevada desde el Mediterráneo y darte cuenta de lo indecentemente hermosa y enorme que es.

A veces echo de menos caminar, que no correr (como diría mi padre, correr es de cobardes), y ver a mi alrededor las flores, llenarme los pies de barro y seguir el desarrollo completo que me llevó a estar como estoy, no importa lo jodido que fuera porque lo volvería a hacer. Pero luego me doy cuenta de lo bien que estoy y no quiero que esto se acabe, no quiero aterrizar. Aunque sé que tarde o temprano tendré que hacerlo porque todo en esta vida tiene un final. Seguimos estando en un paraíso prestado, y por eso mismo se tiene miedo a un aterrizaje de emergencia.

Al menos cuando estás en el suelo ya no puedes seguir cayendo. Mientras tanto, qué hermoso es el mundo cuando se lo ve desde las alturas.

jueves, 3 de julio de 2014

Cuatro quintas

Hay cuatro quintas que me salvan la vida. Cuatro quintas por las que toda la armonía de este mundo tiene sentido. El puñetero número áureo del sonido.

Y las cuatro son mías.


miércoles, 2 de julio de 2014

En la biblioteca de los libros que nunca se escribieron

Hoy he vuelto a dejar una obra mía en la biblioteca de los libros que nunca llegaron a escribirse. Ésa que está sólo en el país del Señor del Sueño, donde hay un bibliotecario que viste un traje polvoriento y un cuervo que habla porque antaño fuera un hombre.

Como siempre, otra obra cumbre de mi mundo interior que queda disponible para soñadores de todas las nacionalidades, con argumento cambiante para todos los gustos y traducido a todos los idiomas hablados y por hablar. Qué fácil parece para este cerebro mío hacer historias de la nada, entregarlas en mitad de la noche y luego hacerlas desaparecer en un simple abrir y cerrar de ojos: el de mi primer pestañeo al levantarme por la mañana. No soy la única, porque ya sabemos que la biblioteca de los libros que nunca llegaron a escribirse está llena de primeras ediciones de grandes autores como Shakespeare, Cervantes, Pío Baroja, tú y yo. Volúmenes que cogen polvo en estanterías hasta que los pide prestados el bibliotecario de las gafas de aumento y el traje pasado de moda (aunque no para el sueño),  un soñador que se acerca por allí o el Señor del Sueño mismo. El préstamo dura tan sólo una noche, el tiempo que tarda otro soñador en escribir otra gran obra que en realidad nunca ha llegado a escribirse.

Cuánto daño me ha hecho Neil Gaiman, que ahora cuando sueño que escribo un libro siempre acabo entregándolo directamente en la biblioteca de los libros que nunca se escribieron.


martes, 1 de julio de 2014

Nieve en el desierto

Máscaras. Cáscaras. Muros. Protecciones. Quitamiedos. Capas. Cebollas.

Cuántas veces me he sentido subida en una encimera y vapuleada para que muestre lo que hay debajo de mi piel blanca. Cuántas veces he rechazado ser parte del sofrito. No soy una cebolla cortada, soy una cebolla completa con todas mis capas. Dejo que me las quite quien quiero que me las quite, con años, con paciencia, con cariño. No soy una Roma que se consigue en un día ni en dos. Ya no.

Soy una cebolla completa y completa quiero seguir estando. Me he prometido que completa, con todas mis capas, estaré siempre, hasta el día que me muera. De lo contrario habrá lágrimas, y no seré yo quien las llore. Y no de cocodrilo, lágrimas de verdad. Y cuantas más lágrimas haya, más picarán los ojos porque así somos las cebollas cuando no se nos toma tal y como somos y cuando se nos quiere "cortar" con determinado patrón. No importa cuántas maquinitas se tenga para cortarnos, siempre haremos llorar si no nos dejan ser como somos.

Toda mi vida me rebelaré a ser parte de ese mejunje de calificaciones y clasificaciones de la sociedad, a todos esos patrones. A veces seré una santa, a veces seré lo que empieza por P. Unas veces seré una madre, otras una hija, otras veces una maestra, tu ángel y tu peor enemigo. 

Soy una cebolla. Soy imposible. Soy lo que existe sólo en tu imaginación. Soy lo que escapa a toda la lógica. Soy tú. Soy yo. Soy nieve en el desierto.