martes, 14 de abril de 2015

Cuánto has cambiado...

Cuando me encuentro con gente del pasado me dicen que he cambiado mucho. No lo creo. Creo que siempre fui así de cabezota para mis propios valores y de flexible para las independencias ajenas. Puede parecer contradictorio, pero para mí es vital encontrar y luchar por mantener ese equilibrio. Es como respirar o beber agua.

El quid de la cuestión no es que haya cambiado mi personalidad ni mi forma de pensar, sino que ha cambiado mi comportamiento. Hace unos años no sólo no me atrevía a decir que había cosas con las que no estaba de acuerdo o que iban en contra de mis valores personales, sino que además disimulaba que estaba conforme con lo establecido por esa persona. ¿Quién era yo para decir abiertamente que no estaba de acuerdo con algo o que un comportamiento iba en contra de todo aquello en lo que creía? ¿Quién era yo para dar la espalda a alguien por tener una opción diferente? No me metía (ni me meto) en las decisiones de los demás, allá ellos si hacían y hacen lo que sea. Pero a mí no me sentaba bien, creo que yo debería haber sido consecuente con mis valores y haber puesto tierra (de forma figurada) de por medio en cuanto sintiera que chocaba con mi propia escala y que verdaderamente me violentaba o me llevaba a situaciones en las que no quería estar como efecto colateral del comportamiento de esas personas. A veces pienso que lo hice porque todavía no encontraba el equilibrio entre esas cosas que para mí no son negociables y no quiero en mi vida, y mi sublimación de la libertad individual y el libre albedrío. Ahora, aunque alguien tenga una opinión diferente, me pregunto "¿Choca mucho con mis valores?". Normalmente, no. Pero si el tema no es negociable, hago mutis por el foro y desaparezco. Es mi forma de alejarme de personas que me parece que pueden traer toxicidad a mi vida.

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