martes, 28 de junio de 2016

Medicalización excesiva

Dicen que los cerebros embarazados encogen. Es verdad, doy fe. Normalmente tengo buena memoria, pero en mis dos embarazos he tenido que tener una lista de citas médicas en la pizarra blanca de mi despacho, de manera que ninguna se me pase. De lo contrario, el control del embarazo se convierte en un descontrol.

Me encanta ir a las ecos y ver a mi niño, igual que me encantó ir a las ecos y ver a mi niña. Sin embargo, encuentro este exceso de celo profesional, este exceso de medicalización, bastante intrusivo. Creo que tanto control y tanto seguimiento sólo crean más ansiedad en la madre.

Tengo seguro privado y durante un tiempo fui al médico tanto por esa vía como por la seguridad social. Me hacían dobles pesadas, me daban datos de mi hijo que no reflejaban la realidad. Como un percentil 18 que, dos semanas más tarde, era un perfecto percentil 50 en otro médico con otro ecógrafo. Cuando hay una alarma social por el virus Zika, que te digan que el diámetro de la cabeza de tu bebé está en el percentil 18 y has tenido síntomas de gripe, lo único que te crea es más ansiedad.

Así que opté por no hacerme más seguimientos de la privada. Aun así, tengo una bonita lista de citas en mi pizarra, con ecografías, bienestar fetal, la visita a la matrona, el médico de cabecera y los análisis. Todo por tener un poquito baja la hemoglobina, para después enterarme a través de una asociación que tener bajos ciertos niveles es relativamente normal al final del embarazo. Es decir, que no es que tenga anemia severa que cause problemas, sino que sólo se trata de un proceso fisiológico normal y que responde a cambios de mi cuerpo.

Otro tema parecido es el de la diabetes gestacional. Afortunadamente, no he tenido con ninguna de mis dos barrigas, pero es normal que haya una prevalencia altísima de ella en España: ¡si el chute de azúcar del test O'Sullivan es prácticamente indigerible!

Con las visitas al pediatra me pasa algo similar. Entiendo que haya que hacer visitas al poco de nacer, porque los niños recién nacidos son los más fastidiados en caso de problemas, pero también veo un exceso de preocupación, un exceso de celo y de control. Sobre todo con los pesos y la lactancia materna. Creo que quien debería valorar temas como la lactancia debería ser la matrona, no el pediatra, para después ir al pediatra con la información sobre posición, transferencia adecuada de leche, etc, es decir, un informe de la matrona con todo lo que se necesita saber antes de que un pediatra "diagnostique" una hipogalactia que, al final, no sea tal sino una falta de técnica. Porque ese tipo de diagnósticos no le corresponden al pediatra. Al final te encuentras a mamás que pesan a los nenes antes y después de lactar, una vez en semana o hasta a diario. Mamás que dan biberones pensando que "no tienen leche", y es porque nadie se ha preocupado en observar una toma tranquilamente con su bebé, observar su posición y orientarla sobre que "lactancia a demanda" no quiere decir 10 minutos, un pecho, cada 3 horas, sino cada vez que el bebé pida.

Creo que el embarazo, el parto y el nacimiento no son enfermedades, sino procesos normales, y como procesos normales deberían tomarse. Es cierto que hay que tener cierto control, pero a día de hoy hay demasiados protocolos y demasiado poco control de verdad. Se alarma a las mamás demasiado, se les pone en grupos de riesgo rápidamente, y no siempre se les informa de todas las opciones. Gracias a los dioses por internet y a las asociaciones que hacen posible que algunas podamos tomar el control de nuestros cuerpos, y que no sea todo un mero protocolo.

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