jueves, 9 de junio de 2016

La generación bisagra

A las mujeres de mi generación les dijeron "sé independiente. Búscate un trabajo. Sé dueña de tu propia vida."
Pero, por lo que veo, a los hombres de mi generación les dijeron "búscate una mujer que trabaje fuera, que te saque las castañas del fuego y que sepa limpiar. Una que no te pueda reclamar pensión si te divorcias."
Sin saberlo, las ideologías anteriores nos aleccionaban para seguir una doble esclavitud de género: a nosotras, nos enseñaban a ser esclavas del empleador y del hogar a la vez. A ellos, les enseñaban a ser eternos niños pequeños, dependientes emocionales de un sistema que fomenta el borreguismo y la inmadurez masculina.
Nosotras, atrapadas en el Síndrome de la Superwoman.
Ellos, atrapados en una constante crisis existencial: no pueden ser "machitos" porque está mal visto, pero se les recuerda que deben llevar los pantalones en casa y "dominar" a la mujer.
El síndrome de la generación bisagra de principios de los 80. Atrapados para siempre entre ideologías. Esclavos de ser "los primeros nacidos en democracia", a los que se nos han contado las bondades del sistema. Y nos lo hemos creído, porque lo decían la tele, mamá y papá. El sueño americano. Trabaja por el sistema, y el sistema te recompensará. Pero el sistema no había cambiado tanto como nos habían vendido.
Y así estamos: en un sistema que no nos permite pensar, porque la nueva ideología es que obedezcas a quien te aborreguiza con la misma ideología y te repite las mismas consignas machaconas y manidas desde hace 30 años. Obedece, calla y traga.
Todas las crisis tienen cosas buenas, y una de ellas es que nos estamos dando cuenta de que los bancos no son ONGs del dinero y de que los reyes son los padres.

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