martes, 3 de marzo de 2015

Mamarrachos vacíos

"¿Has visto cómo te han mirado cuando has dicho eso? Estabas llamando la atención". "No te pongas tacones ni te pintes". "Estarías mejor si te hicieras una buena liposucción". "Está muy bien que sepas adaptarte a las nuevas conversaciones, incluso si te interrumpen". "Tu madre te abandonó, ésa es la verdad, no sé cómo sigues teniendo relación con ella". Son ejemplos de frases que me dijeron cuando era más joven. Todas ellas vienen de personas que alguna vez me dijeron "Te quiero", porque yo era su pareja o su interés romántico. ¿El objetivo? Es muy fácil: minar autoestimas y aislarte de tus seres queridos.

Superados todos los comentarios, sanadas todas las heridas, me encuentro con que ahora a alguien muy cercano le están haciendo la misma jugada. Podría decir lo mismo que ella, que la culpa es de las personas que aceptamos ese tipo de agresiones verbales. Pero no, hoy no es el día en el que creo que debamos asumir esa parte de la culpa, que si no ese tipo de mamarracho vacío y triste se acaba creyendo que tiene razón. Seamos claros: lo que sale de la raja del culo que algunos imbéciles tienen por boca es cosa suya.

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