jueves, 5 de marzo de 2015

Gravedad

Me llamas por teléfono porque necesitas a alguien cerca. A pesar de que vivimos a casi 1000 kms. Estamos separados por una extensión de tierra que va de mar a mar casi, y tú eres un mar de llanto. Te sientes como un satélite alrededor de una fuerza que te atrae de forma irrefrenable, pero no quieres continuar orbitando alrededor de ese planeta. Necesitas encontrar tu propio sol interior, me dices con tus propias palabras, y te comprendo por un segundo, para luego ser consciente de que no tengo ni idea de por lo que estás pasando exactamente.

En ese momento quiero abrazarte, sentir toda la lluvia de tus ojos y que nos bebamos a medias una botella de tinto a la salud de la fuerza de la gravedad. La conversación pasa al buen queso y al buen vino, y vuelves a ser el mismo de siempre, el chico alto y desgarbado, demasiado bueno para llorar tanto por un corazón roto. Por un planeta errante que genera gravedad suficiente como para atraer a soles como tú, cuando debería ser al revés.


No hay comentarios:

Publicar un comentario