miércoles, 13 de agosto de 2014

Tirarse al vacío

Está por todas partes, en todas las personas, en todas las situaciones. Tu amigo el miedo, mi amigo el miedo, su amigo el miedo, nuestro viejo amigo, el miedo. 

Estoy cansada de que asome su fea nariz, cansada de que cuando menos me lo espere vuelva a dar la murga con sus sermones, sus "no se puede", sus "es imposible". Hace ya tiempo que me di cuenta de que nosotros decidimos qué es posible y qué es imposible. Hace ya tiempo que animé a otros a tirarse al vacío y para dar ejemplo decidí tirarme yo misma al vacío. Intento hacerlo cada cierto tiempo, lo prometo, aunque es difícil dejar a mi viejo amigo el miedo en tierra y lanzarme a por mis sueños, por muy locos o imposibles que parezcan.

Quizá es cosa de la tierra, de la cultura que me inculcaron. Hace mucho, muchísimo tiempo, se dijo de la catedral de mi Sevilla natal eso de "Hagamos una iglesia tan grande que quienes la vieren acabada nos tomaran por locos". Quiero que me tomen por loca cada vez que me tire al vacío con alguna de mis ideas. Porque sé que lo peor que me puede pasar es que fracase. Pero lo mejor, oh, lo mejor siempre está por llegar, y a veces, de hecho muchas veces, lo mejor es el regalo que te espera cuando te lanzas al vacío, persiguiendo un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario