domingo, 29 de junio de 2014

Como la falsa moneda

Ay de esas noches embriagados de sudor, de almizcle y de deseo. Ay de los secretos que guardé, de las fantasías que nunca conté fuera de nuestro reducto de cuatro esquinas, de la vida que puse a merced de un desconocido al que creía conocer. Ay de las falsas monedas que saborearon la ilusoria felicidad de la libertad en una cárcel del pensamiento.

Esta falsa moneda ha encontrado su propio reducto de cuatro esquinas, ha contado todos sus secretos y ha puesto su vida a merced de un desconocido al que cree que conoce sólo a ratos. Los otros ratos deja que la sorprendan y le gusta que sea así. Esta falsa moneda ha dejado de ir de mano en mano, hace mucho tiempo que dejó de hacerlo, ha dejado de ser falsa moneda para ser sencillamente mujer. Brilla al sol sin dejar de embriagarse de sudor, de almizcle y de deseo. Siente y vive, y se alimenta del verde de tus ojos.

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