martes, 24 de junio de 2014

Acrónimos placenteros

Era pequeña, tendría 5 ó 6 años. Creo que 5, de hecho. Era mi fiesta de cumpleaños y mi prima vino a casa a jugar y a comer tarta. Yo tenía un juego de médicos porque quería ser pediatra de mayor, y mientras me entretenía jugando yo sola, mi prima, que momentáneamente tuvo otras inquietudes y abandonó el juego, se fue a curiosear una goma que había por allí por casa. La goma era alargada, como si fuera un lápiz, y llevaba un capuchón de plástico duro y transparente con purpurina para protegerla.

En aquel momento, mientras veía a mi prima curiosear la purpurina del plástico protector y mirar las formas que dejaban los pequeños puntitos brillantes, tuve una sensación placentera en la cabeza que ahora sé que tiene nombre y se llama ASMR (en inglés) o RSMA en español, es decir "Respuesta sensorial meridiana autónoma". El nombre ni siquiera es oficial, es un nombre que le han puesto quienes lo sienten.

Mi prima seguía mirando la goma y una yo muy diminuta disfrutaba pensando "¡no dejes de tocar la goma! ¡Sigue mirándola! ¡Sigue curioseándola!". La sensación era muy diferente a lo que mi yo infantil había experimentado hasta ese momento: era un cosquilleo placentero, que me recorría desde la coronilla hasta prácticamente los brazos, seguido de una sensación de paz y tranquilidad absolutas. Mi prima continuaba absorta y yo, con mi jeringuilla de juguete en la mano, más absorta todavía.

Cuando acabó mi fiesta de cumpleaños se lo conté a mi madre. Me dijo que eran los celos, que me había puesto celosa de que mi prima estuviera tocando mis cosas. A día de hoy no sé qué tiene que ver tener una respuesta fisiológica bastante evidente (para mí) con estar celoso, pero yo era una niña y mi madre lo sabía todo, así que acepté la explicación y desde entonces fueron los "celitos de la cabeza". Así que cuando alguien tocaba mis cosas, sólo a veces, volvía a sentir el RSMA y sencillamente me dislocaba.

Con los años volví a compartir lo que sentía, pues no lo hice antes debido a la explicación de que eran "celos", y claro, sentir celos está mal visto así que tener sensaciones placenteras a partir de sentir celos es una cosa muy fea. Compartí la sensación con amigos, con amigas, con novios, con abuelas y nadie sentía lo mismo. Mi abuela me dijo un día que a ella le daba mucho gusto que le tocaran la cabeza en la peluquería, y me consta que la mujer se esforzó en entender qué era lo que yo experimentaba, pero la sensación no se parece en absoluto. El RSMA no es una caricia, ni el "gustito" de un masaje. Es algo mucho mejor y, curiosamente, se da en situaciones bastante más normales y corrientes que dándote un masaje.

Es muy difícil explicar lo que es. Es como si se te erizaran todos los pelos de la cabeza, luego los del cogote, hasta irradiar prácticamente a los brazos. El sentimiento es tan relajante que por un momento te dan ganas de ponerte a babear. A veces dura segundos, otras veces horas. Y no es voluntario, es decir, yo no puedo ahora simplemente "decidir" que voy a tener RSMA, sino que debe haber algo que me lo dispare.

Por lo visto los disparadores del RSMA son muy variados: desde ver a personas realizar tareas repetitivas, hasta que te hablen en susurros, pasando por ver a gente observar o curiosear objetos con mucho detalle, que es uno de mis disparadores más comunes como ya habréis adivinado después de narrar cómo mi prima observaba mi goma, la tomaba en sus manos y jugueteaba con ella. He llegado a experimentar RSMA comprando libros porque mi amiga me estaba hablando bajito en mitad de la librería, viendo a alguien hacer una manicura o doblar ropa con cuidado, hablando con personas con una voz que no sé qué tiene pero tiene algo que me lo dispara (normalmente voces profundas de habla pausada), viendo a alguien toquetear y jugar con un objeto mientras hablaba, e incluso mi última experiencia fue porque mi jefe, en mitad de una reunión, cogió mi teléfono móvil y se puso a curiosearlo con cuidado y a compararlo con el suyo. Como veis cosas que pueden pasar en cualquier contexto y que son totalmente cotidianas. El recuerdo de estas situaciones, si es muy reciente, también puede disparármelo. Cuando pasa me encanta y no quiero que pare, obviamente, porque la situación es muy relajante.

Se lo compara con la sinestesia en cuanto a que hasta hace poco se la consideraba una leyenda urbana (que se lo digan al que la boca le sabe a chorizo cada vez que alguien le dice "café"), y de hecho se cree que puede estar ligado a la sinestesia. Se cree que sólo el 0,1% de la población actual ha experimentado RSMA, aunque gracias a la comunidad parece que nos estamos empezando a encontrar. Ahora mismo sólo conozco, además de mí, a dos personas que pueden sentir esto. Con esto os explicaréis por qué es tan difícil que la gente entienda eso de que tenemos "gustito en la cabeza", porque en realidad muy poca gente lo siente o lo ha sentido. Debido a esto y a que no es una razón por la que asustarse (de momento), no se ha investigado en el RSMA. Por tanto, no se sabe si todo el mundo puede tenerlo, si por el contrario sólo unos pocos disfrutamos de la "experiencia", o si es indicativo de alguna patología. En el futuro, la ciencia dirá.

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