viernes, 27 de junio de 2014

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Pensé que quería una vida para ser vivida y no para observarla como el que contempla un programa de televisión, y así lo hice. Y así te lo dije esta mañana, hablando de naderías, dos conocidas que se llaman mutuamente guapa, una en la posición ahora de la otra.

A veces uno pierde pie pero en realidad es para echar a volar. Da vértigo, ya lo sé. Debe dárselo también al pollo cuando sale del nido para convertirse en pájaro. La libertad es un regalo y tiene un precio, "¿quién es el cordero y quién el cuchillo?", que dice la canción. Es difícil, ya lo sé, y doloroso. Pero cuando te acostumbras es la droga más sublime, la de poder continuar por tu camino bajo tu propia responsabilidad, la de poder centrarte en ser feliz porque es de lo que se trata todo esto.

Me sonríes con tu sonrisa perfecta, enmarcada en un rubio perfecto. Eres demasiado hermosa para vivir triste, pienso, sólo que todavía no te has dado cuenta, aunque me alegra que por fin te hayas percatado de que puedes dar carpetazo a todo lo que te asusta. Es un comienzo que te sepas poseedora de un futuro tan prometedor y dorado como los bucles que te adornan. No eres mi amiga, y sin embargo me regocijo en tu descubrimiento, me enorgullece y me hace sonreír. Chapurreas algo en español y vuelvo a mi mesa, con una boca que se enjoya de dientes más de lo habitual. Me has alegrado el día.

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