lunes, 16 de febrero de 2015

Te quiero y no te poseo

Veo la alianza en tu mano derecha, yo la llevo en la izquierda. Cuestión de gustos, me digo siempre. A veces nos gusta chocarlas como si fueran una especie de hechizo de buena suerte, es lo bueno de que estén en manos opuestas. Esa alianza fue un trato que firmamos delante de una concejal hace cuatro años y pico, en el Ayuntamiento de la ciudad donde nos conocimos, la misma ciudad donde un día te quité los pantalones en respuesta a que me mordieras el cuello. Qué cosas las nuestras, qué locos estábamos y qué locos estamos.

Te quiero y me dices que me quieres, y lo veo en tus ojos y en tus gestos, pero nunca nos poseemos. Cada uno es de sí mismo y decide qué parte comparte con el otro. Sabes que a veces escribo aquí, y que escribo sobre ti, y que me gusta mucho escribir sobre ti, pero te dejo a ti el elegir cuándo leer lo que escribo. Sabes que escribo para mí, aunque escriba de ti. Sabes que, aunque te quiero, no te poseo. Sé que aunque me quieres, no me posees. Hemos llegado a ese delicado equilibrio (como esas balanzas que te gustan tanto) en el que una palabra basta para saber que el otro necesita un tiempo a solas. Normalmente una hora, o dos, o siete, pero al final del día siempre está nuestra cama, donde nos contamos nuestras cosas, o lo que nos queremos contar. Y no es necesario contarlo todo.

Gracias a ti he aprendido lo que significa querer. Querer, que no es ser un trozo de carne que se desea para alguien, sino una persona completa. Querer, que no es darse completamente al otro, sino elegir dar partes de ti mismo, mientras amas a todas y cada una de las partes que das. Qué gran lección de libertad me diste. Somos como caballos salvajes que decidieron no domarse mutuamente, sino que llegaron al acuerdo de respetar cada una de sus libertades, dentro del contexto de una relación monógama tradicional.

Y en gran parte gracias a que te quiero y no te poseo, y que me quieres y no me posees, es por lo que decidí estar en una relación monógama tradicional contigo. ¿Con quién mejor?

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