martes, 13 de junio de 2017

Privación de sueño

Llegará el día en el que costará sacarlos de la cama. Ese sábado en el que serán las once de la mañana, estaré haciendo tortitas para desayunar y se enfriarán porque no habrá manera de despertarlos.

Pero hoy no es ese día. Hoy, se despiertan mañana, tarde y noche. Es bueno que lo hagan, es deseable. Las crías humanas están hechas para comprobar que son cuidadas las veinticuatro horas al día. Hoy, desearía volver a ese día en el que yo misma me quedaba en la cama hasta las once de la mañana.

Y cuando pueda volver a ese día, entonces, echaré de menos los abrazos, los besos, los lametones, las cosquillas, las guerras de almohadas, las largas charlas con pies, manos y hasta pechos. Así pues, seguiré viviendo en este estado de privación de sueño mientras sea necesario, porque mi vigilia ya es un sueño del que no quisiera despertar.

Nunca imaginé que sería tan feliz.

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