domingo, 29 de julio de 2018

No me acostumbro

Aún no me acostumbro a tener razón de cuando en cuando. Incluso cuando yo veía lo que los demás no veían: la hipocresía, las ganas de malmeter, la doble moral. Aunque yo supiera que algo no estaba bien e intentara, torpemente, hacerlo saber a mi entorno.

No me acostumbré jamás a que no me hubiese superado. Es más, pensaba que estaba superado desde el minuto uno. Que yo era la que estaba mal, la que se encerraba, la que no quería saber nada del mundo, porque yo no tenía esa chispa. Porque no era capaz de arrastrar a la gente. Porque yo nunca fui la carismática del tándem. No me acostumbro a que me digan "es que él no te ha superado, nunca lo hizo".

Y de pronto, tengo que acostumbrarme a que me acepten y me valoren. A que me digan "tenías razón", a que me den una palmadita en la espalda. A los abrazos, a los besos, a los tequieros, a los "quedemos mañana".

No puedo evitar sentir cierta suspicacia hacia tanto amor gratuito, pero supongo que tendré que acostumbrarme a que me quieran un poco. Tendré que acostumbrarme a quererme un poco. Aunque esto de no acostumbrarme asuste, por si al final voy y me acostumbro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario