viernes, 3 de marzo de 2017

Sin excusas sobre el techo de cristal

Voy a decir la verdad sobre lo que se siente tras volver de una baja por maternidad. Te llevas seis meses fuera y parece que todo el mundo a tu alrededor haya cambiado, y más si trabajas en una multinacional o en una consultora grande (como es mi caso). Como has estado fuera, te has quitado de en medio todas las buenas oportunidades de ascender en tu departamento, y ahora tienes al último en llegar con un salario mayor que el tuyo. No te enteras de la mitad de los estándares que han cambiado y encima (¡encima!) te toca un producto peliagudo o nuevo y ni te acuerdas de cómo era eso de liderar las reuniones.

Es verdad que ahora no tengo tantas ganas de trabajar para ascender porque el cuerpo no me da para tanto. Mi sueño laboral es una tarjeta con saldo ilimitado para la máquina de café de la oficina. Algunos viernes a las ocho de la mañana me conformaría con eso. Esta mañana me ha invitado a café el reponedor de la máquina y casi le pongo un monumento.

Es verdad que no hay igualdad, bla bla bla. Ok. Es verdad.

Pero tampoco voy a poner ninguna excusa de más.

Hoy en día, para ascender, medrar, mejorar, ganar más dinero, etc etc, es necesario invertir un poco en una misma (o uno mismo) de antemano. Las cosas no van a venir de la noche a la mañana ni el ascenso te va a estar esperando por tu cara bonita, antes, durante o después de tu baja por maternidad. Ni antes, durante o después de tus x años en tu puesto.

Así que, a pesar de que escribo esto medio frita porque duermo muy poco y me levanté esta mañana a las seis de la mañana, aquí estoy, escuchando a un tío hablar sobre una certificación que quiero para prosperar en mi trabajo. Porque sí, soy madre, y sí, tengo vagina, y sí, supuestamente tengo un techo de cristal en mi desarrollo profesional, peeero no voy a cambiar eso si no me pongo manos a la obra. Y sin excusas.

Por supuesto, con un niño a la teta.