lunes, 28 de septiembre de 2015

Me tienen que poner en mi lugar

Mi marido me tiene que poner en mi lugar, como hacen los buenos maridos. Me tiene que dar mi sitio, ese sitio que corresponde a las mujeres. Poner a las mujeres en su sitio, eso es lo que hacen los hombres y eso es lo que le han pedido que haga hoy.

Así que mi marido me ha puesto hoy en mi lugar y me ha dicho que llevo 8 años trabajando como una condenada. Que me he ocupado de las finanzas, de la casa, de trabajar fuera, de mantener a la familia cuando él no tenía trabajo, de ser la fuerte cuando todo el mundo era débil, de ampliar la familia, de ahorrar dinero, de organizar las visitas médicas, de montar cumpleaños, de organizar viajes, de escribir, de seguir nuestros sueños, de cocinar, de aportar otro punto de vista... y que me lo agradece mucho.

Y qué voy a hacer, pues se lo he agradecido yo también a él. No viene mal que de vez en cuando te digan que haces algunas cosas bien. Que sí, que se sigue siendo imperfecta (a Dios gracias), pero a veces llega a la patata que la persona con la que compartes tu vida, con la que es inevitable que tengas roces, te diga que no te da por sentado después de tantos años.

A la persona que le ha pedido que me pongan en mi lugar, lo único que me gustaría decirle es que le vayan dando. A veces, a la gente se le olvida quién manda en la vida de uno. Así que, en mi vida, yo ya estoy en mi lugar. ¿Y tú, bonita, estás en el tuyo? A juzgar por tus ansias de control, me parece que no.

martes, 15 de septiembre de 2015

Perdida

Líbido se ha perdido.

La última vez que la vi, vestía collar de cuero rosa con pinchos y lencería a juego, le gustaban los ramos de flores y las sábanas recién puestas. Salió corriendo tras un estallido de prolactina tras el parto y desde entonces la hemos visto unas cuantas veces pero no las suficientes como para que podamos atraerla hasta casa. La echamos mucho de menos, especialmente mi marido.

Se recompensará a quien la encuentre y la traiga a nuestro hogar, sana y salva.

La guillotina está pronta

viernes, 11 de septiembre de 2015

Cuando la olla a presión estalla

El otro día cogí el teléfono para no decir nada bonito. La olla a presión había estallado. La otra persona, juguetona, con actitud de niña de 15 años, quiso hacerse la estupenda.

Salvo que yo ya no quería que se hiciera más la estupenda. Los viejos trucos ya no cuelan. Así que le dije tres cosas que yo necesitaba decir y ella escuchar.

Quizá las verdades duelan, pero en este caso ya me da igual.

martes, 1 de septiembre de 2015

Momentum

Hay instantes en la vida en los que parece que alguien le ha dado al Fast Forward.

Hay otros instantes en los que todo va despacio. Alguien pulsa pausa para ver cómo es el fotograma.

A veces tenemos miedo de perder momentum cuando eso sucede.