miércoles, 20 de mayo de 2015

Maternidad diferida

Una es madre (o padre, pero hablo aquí de madres y maternidad porque soy mujer) de quien quiere y puede ser madre. Una abuela puede actuar como madre cuando una madre necesita un apoyo especial o cuando está tan presente en la vida del niño que prácticamente se le acepta como una segunda madre. En todo caso esa situación viene de forma natural, nunca es impuesta. Es algo que celebrar, una maternidad diferida en la que la madre tiene el apoyo de otra madre que, de otra manera, educa y cuida. Mi abuela fue así conmigo: me llevaba al médico, al colegio, charlaba conmigo, me contaba cosas y me animaba a que yo se las contara, cocinaba conmigo y hoy día veo muchas cosas de mi abuela en mí. Mi abuela vivía con nosotros, no la visitaba los domingos, sino que tenía contacto conmigo las 24 horas y por eso era muy consciente de los problemas a los que se enfrentaba mi madre en lo que respectaba a mi crianza. La suya fue una maternidad diferida muy bonita, porque la sinergia que se creó siempre fue muy natural, y siempre respetó mucho a mi madre y a su autoridad y decisiones como madre.

Estoy viviendo la otra cara de la moneda en lo que a maternidad diferida respecta. Una relación que se fuerza, decisiones paternas que no se respetan y es más, se contravienen, opiniones que no se piden y hasta "regalos" que se pretenden hacer para usar en casa de la persona que quiere ejercer esa maternidad diferida, no para el disfrute general de mi bebé, a pesar de que el regalo en cuestión le haría falta para su vida. Mi marido y yo queremos ser responsables de nuestra paternidad y maternidad respectivamente, no necesitamos esa paternidad diferida porque ya nos tenemos el uno al otro. Pero hay un empeño antinatural en que salgamos de la ecuación, en que "tenemos que buscar tiempo para nosotros, así que es mejor dejar a la niña con otras personas los fines de semana y cuanto antes mejor para que socialice". Mi niña tiene un mes, lo cumple hoy, no puede socializarse aún porque no tiene concepto de la existencia de otras personas, ¿qué clase de excusa chorra es ésa? Incluso he tenido que oír que se va a empadronar a la niña fuera de nuestra casa para que tenga la guardería donde esas personas quieren, sin respetar nuestros deseos y con todo lo que ello implica: que el médico no lo tendríamos cerca, que legalmente no viviría con sus padres, que el colegio lo tendría en otro sitio lejos de nosotros, y un largo, larguísimo etcétera.

Creo que este tipo de personas buscan llenar un vacío o solucionar un problema, o por un interés personal. Pero si existe ese vacío, creo que podría hacerse de forma más constructiva y más inclusiva, no a base de dinamitar las decisiones de los padres. Por otra parte, un bebé no es un objeto ni una mascota como para cosificarlo desde su más tierna infancia. Me parece bastante tonto forzar las cosas hasta ese punto, porque las personas somos como somos y no se quiere más a alguien por forzar una relación. Un niño no deja de ser una persona pequeñita. Es más, cuando se fuerzan las cosas, normalmente es mucho peor, y los niños se dan cuenta de eso. Por lo que he visto, rechazan ese tipo de control y ese tipo de situaciones, no son tontos.

Me parece que se están replicando conductas aprendidas y vividas, en las que el criterio de los padres no se respeta porque "no saben". La verdad, nadie nace sabiendo qué es ser padre, incluso la experiencia de cada hijo imagino que debe ser diferente porque cada bebé es diferente. En ese sentido, nadie "sabe". Nosotros no "sabremos", pero queremos aprender de nuestra hija y no queremos que eso nos lo quite quienes creen que "saben".

El enano de mi oído

El enano de mi oído me sopla intuiciones. Me dice "desconfía de x", "no me gusta y", "hay algo raro en este hecho", pero nunca me da razones, es como tener certezas que llegan por corazonadas. Entonces, cuando lo comento con gente más racional como mi Santo Varón el Sr. Darcy, siempre me dicen "pero mujer, qué razones tendrás para pensar así, anda anda". Y yo me quedo con cara de idiota porque no tengo razones (racionales) de las que tanto le gustan para apoyar lo que siento. ¿Cómo voy a tenerlas si es sólo una sensación, un sentimiento?

Días, semanas o meses después, todo empieza a encajar. Se descubre el pastel de lo que fuera porque los pasteles sociales son tan golosos que siempre hay quien tira de la manta (cuando no es el propio interesado). Es ahí cuando, tanto el Sr. Darcy como yo misma, nos sorprendemos de las intuiciones que me sopló en su día el enano de mi oído. Entonces surgen las razones, a posteriori.

Lo que extraigo de esto es que debería confiar mucho más en mi intuición, en lo que respecta a las motivaciones ajenas.

jueves, 7 de mayo de 2015

La Srta. Darcy se parece a...

La tía Carmen vino a verte el otro día, junto con la tía Inma y una prima de tu papá y su hijita (con la que probablemente juegues en Navidad dentro de unos años). La tía Carmen dijo que eras igual, igualita a mí. La niña más bonita con diferencia de la familia Darcy. Y aunque es verdad que te vi parecido a mí cuando naciste, sólo tenías tres días y todavía podías cambiar, así que cambiaste porque para eso eres tú misma y no yo.

Ahora que han pasado dos semanas desde tu nacimiento, tu abuelo, Darcy Senior, dice que te pareces a mi padre. Mi padre, con cierta sorna (muy típico de él), dice que no puedes parecerte a él porque tú tienes una buena mata de pelo y él está calvo. Con la de veces que ha presumido de su tupé de juventud, en fin. Mi madre insiste en que te sigues pareciendo a mí y, por ende, a ella misma, porque yo me parezco a ella. Con la de veces que ha dicho que me parezco a mi padre, en fin otra vez.

Tu otra abuela, la mamá de tu señor padre, dice que tienes sus manos. Yo lo que veo son las mías, que heredé de mi abuela por parte de padre, tu bisabuela, que es una mujer rubia de ojos azules a la que parece que no te pareces en nada. Lo que sí tienes es un pulgar muy raro que echas hacia atrás en un arco muy divertido, que vi el otro día arquear al abuelo Darcy. Pero en eso nadie le dará a los genes del pobre hombre el crédito, parece. Igual que nadie le dará el crédito a los pies de tu papá, que los tienes igualitos, hija, pero igualitos, hasta con el detalle del dedo gordo especialmente grande.

Y entre tanto parecido razonable, al final tu papá, el Sr. Darcy, y yo, llegamos a la conclusión de que te pareces a ti misma. Aunque él ahora diga que te pareces a la tía Inma, que vino a verte cuando tenías tres días. Pero es que la tía Inma se parece a tu abuelo Darcy, y tu abuelo Darcy y su señor hijo, mi esposo y tu padre, son clones. Así que al parecer te pareces a tu padre, querida hija. De tal palo, tal astilla, aunque donde aquel es rubio como rayo de sol, tú eres una astilla de pelo negro como ala de cuervo y ojos grises profundos.